viernes, 21 de octubre de 2016

Recomendaciones del dermatólogo para el cambio de temporada en tu piel

Hay que ser realista, el frío llega y tenemos que prepararnos para la bajada de temperaturas, que promete ser brusca y a lo mejor no sienta demasiado bien nuestra piel. Seamos previsores y vamos a repasar algunas recomendaciones de los dermatólogos ante la llegada del frío, el viento, la lluvia y las variaciones de temperatura propias de los días de otoño e invierno. 


Sigue los consejos dermatológicos para cuidar la piel en invierno


No olvidemos que con el cambio de estación pueden surgir diversos problemas dermatológicos, desde los daños más leves como rojeces, descamación o sequedad, hasta otras afecciones más severas como la rosácea, cuperosis, sabañones, urticaria al frío, livedo, acrocianosis o el mal de Raynaud.

Así que vamos detallando algunas nociones y consejos básicos para la salud de tu piel:

1. Exfoliación
Tras el verano nuestra piel acumula ciertos daños que debemos paliar. ¿Qué hacer? Debemos exfoliarla para eliminar células muertas y renovar la capa más superficial. Para ello podemos utilizar cremas, con ácido retinoico, ácido glicólico, ácido salicílico, urea…, y jabones tipo scrub, que contienen bolitas sintéticas o naturales, que rascan y eliminan células muertas.

2. Hidratación
Es obvia la necesidad de hidratación, ya que la piel ha estado expuesta al sol, a la sal y al cloro. El uso de cremas con alto porcentaje de principios activos renovadores, como el ácido retinoico y sus derivados y los antioxidantes como la vitamina C, es beneficioso para frenar el foto envejecimiento. Los cambios bruscos de temperatura propios de invierno perjudican a la capa hidrolipídica de la piel, disminuyendo las defensas ante las agresiones externas, lo que también propicia la deshidratación. HIDRATACIÓN, sí, con mayúsculas, es clave para cualquier tipo de piel, seca, grasa, o sensible.
Las pieles más secas, finas y claras suelen ser más propensas al enrojecimiento cutáneo característico del invierno. Existen serums y cremas hidratantes específicas contra las rojeces,  con dosis de colágeno que refuerza las paredes de los capilares y evitar su permeabilidad.
Hidrátate de la cabeza a los pies, y con especial énfasis en codos y rodillas, que se resecan con facilidad y en verano han estado más expuestos. Y, por supuesto, bebe mucha agua y come alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes (frutas y verduras).

cuida tu piel en invierno


3.Protección solar
Según la Academia Española de Dermatología, otra de las reglas básicas es no abandonar el uso de la protección solar, porque el sol incide sobre nuestra piel todo el año. Aunque llueva o esté nublado, recibimos rayos UVA y UVB permanentemente, y ellos son los responsables principales del cáncer de piel. Por tanto, ineludible para tu piel, utiliza crema con protección solar a diario, al menos 20 SPF, y aplícatela 30 minutos antes de salir de casa.

4.Manchas y rejuvenecimiento
Cuando dejamos atrás el bronceado y con todos los meses de frío por delante, podemos plantearnos algunos los tratamientos médicos, como el láser y los peelings, que nos permitan eliminar las manchas o frenar el envejecimiento. Y, del mismo modo, nunca es tarde para revisar lesiones cutáneas y lunares, tanto si lo hicimos antes del verano como si no.


5.Labios y manos, especialmente expuestos
De cara al invierno, cuidado especial a los labios, ya que su piel es más fina y no tienen glándulas sudoríparas y sebáceas, por lo que regulan mal los cambios de temperatura. Cuando los sentimos resecos NUNCA deberíamos humedecerlos con saliva, aunque es la reacción instintiva. Con este acto reflejo solo conseguimos una irritación adicional. La alternativa correcta son los protectores labiales hidratantes.

Los dermatólogos recomiendan hidratar los labios


La piel de las manos tiene menos glándulas sebáceas que otras partes del cuerpo, y es más complicado mantenerlas húmedas, así que se resecan más, se agrietan, lo que causa picazón. Un truco es utilizar guantes de algodón y optar por cremas que ayuden a mantener la humedad y aporten suavidad.


6.Cambios bruscos de temperatura
El paso del frío al calor es muy perjudicial para la piel y acrecienta las posibilidades de que aparezcan vasos dilatados y rojeces. En el caso de las personas con piel seca, sensible o que padecen enfermedades cutáneas, se debe procurar aumentar la humedad ambiental de la vivienda o los espacios de trabajo, a base de humidificadores o algo tan casero como la colocación de toallas húmedas en radiadores o focos de calor. Los expertos consideran que la temperatura ambiente de un espacio cerrado no debería sobrepasar los 22 grados.

7.La hora del baño
Algo tan placentero como llegar a casa en pleno invierno y darse una ducha o baño caliente puede convertirse también en un problema para la piel. Los baños excesivamente calientes y prolongados remueven el manto hidrolipídico y son malos para la circulación sanguínea, por eso, los dermatólogos sugieren controlar este impulso y optar por el agua tibia y jabones que respeten la estructura química de la piel. Y tras la ducha, un ‘topconsejo’: Remata siempre con un chorro de agua fría, sobre todo en las piernas. Ya metidos en el aseo diario, los especialistas recomiendan un jabón suave, neutro y no agresivo, por ejemplo con textura oleosa o syndet . Y para terminar, enlazamos de nuevo con el principio de este post: hidratación abundante con una crema adecuada a las peculiaridades de tu piel.

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