miércoles, 16 de noviembre de 2016

¿Tu dermatitis atópica empeora con la llegada del invierno?

Pues los dermatólogos opinan que sí, es muy probable, y sobre todo para los atópicos que viven en zonas con un clima más frío y seco. La razón es que el proceso natural de renovación de la piel y la producción de lípidos  o grasas de la misma se desequilibran con las bajas temperaturas y la falta de humedad. Esta situación, que afecta a todo el mundo, condiciona el empeoramiento en esta época de pacientes atópicos.




Las siguientes condiciones climáticas son las que nos ayudan a entender el por qué de esta situación:

La humedad
Aunque parezca que con los meses fríos en algunos sitios aumenta la humedad - favorable para las pieles atópicas-, esto no es siempre así. Por lo general, con el invierno llega también la calefacción. Así que en esta época del año pasamos mucho tiempo en ambientes secos, de forma natural o artificial, lo que resulta negativo para mantener una correcta hidratación de la  piel. En el caso de los atópicos, al tener una barrera cutánea debilitada de base, la falta de humedad en el ambiente favorece la extrema sequedad, por lo que tiende a quebrarse y facilita que aparezcan los eczemas y las lesiones cutáneas propias de la enfermedad.

El frío
La bajada de temperatura tampoco es buena amiga de la piel atópica, porque también reduce la hidratación, disminuye la generación de grasa de la piel, y supone una agresión física más, contra esta piel tan vulnerable. Por último, especialistas y pacientes coinciden en que el frío aumenta la sensación de picor.

¿Cómo se afronta el ‘mantenimiento’ de la piel atópica?
La piel de las personas con dermatitis atópica suele ser más rojiza y áspera, seca y muy sensible, por eso requieren unos cuidados cotidianos esenciales, independientemente de aquellas indicaciones prescritas por el dermatólogo durante los brotes. 
 
Estos son algunos de los consejos para el día a día: 

  • Mucha hidratación, cuanto más mejor, pero siempre tras el baño o ducha y no en las zonas con brotes por la dermatitis. Es un hábito preventivo, para evitar irritaciones. 
  • Duración de duchas y baños y la temperatura del agua, intentemos encontrar el ‘justo medio entre dos extremos’. Que no sean ni muy largos ni muy cortos. Que el agua que no esté ni muy fría ni muy caliente. Moderación, buscar un término medio. 
  • El gel debe ser suave, también se aconseja el uso de aceites de ducha. Pero nunca recurrir a exfoliaciones ni productos abrasivos. Debemos secarnos sin frotar con la toalla, más bien “ a toques”. 
  • Como hemos dicho, la atopia produce muchos picores, por eso es muy importante mantener las uñas cortas, para evitar daños al rascarse, lo que muchas veces ocurre de forma inconsciente, por ejemplo, durante las horas de sueño.





¿Qué es la dermatitis atópica, cuándo y dónde aparece?

Es una patología crónica de la piel que se manifiesta con  picor e inflamación de la misma, lo que se traduce visualmente en eczemas más o menos extensos -con lesiones secundarias a rascado- y, en casos de larga evolución, engrosamiento y sequedad crónica de la piel. El frecuente picor también causa irritabilidad, nervios y dificultades para descansar correctamente, afectando por tanto a la calidad de vida de quienes la padecen.

En los primeros meses de vida, las lesiones aparecen sobre todo en la cara, especialmente en los carrillos de los bebes. Después comienzan también a darse brotes en las zonas de flexión del cuello, brazos y piernas, es decir en los pliegues de codos y rodillas. En los adultos, los daños ya comienzan a aparecer casi en cualquier zona del cuerpo.

La dermatitis atópica está relacionada con otras enfermedades con base de hiperreactividad inmunológica, como el asma, la rinitis y la conjuntivitis, y no es infrecuente que los pacientes presenten antecedentes familiares.

Aunque habitualmente es una enfermedad que se diagnostica en la infancia, y se mantienen en la madurez, también hay descritos casos de adultos debutantes con dermatitis atópica y casos de brotes en la infancia que dejan de aparecer a medida que se alcanza la edad adulta.




Tratamiento de la dermatitis atópica

En la Clínica Dermatológica E. Herrera, creemos en la eficacia de las medidas preventivas y el cuidado personal de las pieles atópicas. Aun así, consideramos imprescindible el diagnóstico profesional y recomendamos acudir al especialista cuando se producen brotes o lesiones importantes para recibir el tratamiento adecuado y la prescripción farmacológica específica con la dosis correcta.

El uso de pomadas o cremas con corticoides  está muy generalizado en el tratamiento de la dermatitis atópica, y se consideran los fármacos de primera línea en casos de brotes leves-moderados. Como “cremas” de mantenimiento y ahorradoras de corticoides tópicos hay que mencionar a los inhibidores de la calcineurina,  Tacrolimus y Pimecrolimus, muy utilizados actualmente por dermatólogos en los periodos interbrotes.

Sin embargo, según explica la doctora Virginia Flores Secilla, hay ocasiones en los que no es posible controlar el brote de dermatitis con “cremas” dada la extensión que pueden llegar a alcanzar dichos eccemas, por lo que hay que recurrir a tratamiento vía oral. Tenemos como primera línea de tratamiento los ciclos con corticoides orales. No obstante, cuando se requieren varios ciclos de corticoides anuales, o bien el paciente ya no se controla con ellos como al principio, hay que pensar en cambiar de fármaco. Entre los fármacos inmunomoduladores, diferentes a corticoides que podemos usar se encuentra la ciclosporina, el micofenolato de mofetilo, azatioprina, metotrexato…

Haremos breve mención de fármacos biológicos, como potencial “arma” futura en el tratamiento de la dermatitis atópica. Uno de ellos es Omalizumab, un anticuerpo monoclonal recombinante humanizado anti Fc IgE aprobado por la FDA para el tratamiento del asma en mayores de 12 años. Pero se necesitan más estudios para poder llegar a instaurar la indicación de dicho fármaco en pacientes con dermatitis atópica de difícil control con los tratamientos de primera línea.

Hay estudios en marcha también con Ustekinumab, un anticuerpo monoclonal dirigido contra la IL 12 y 1L 23, muy usado en psoriasis y artitis psoriásica, pero aún por demostrar su eficacia científica en pacientes con dermatitis atópica grave.

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